Es de noche, una de esas noches de otoño claras, diáfanas, en las que parece que el cielo vaya a
desplomarse sobre la tierra. La silueta
de la Montaña Solitaria destaca bajo la luz de las estrellas y en el valle, junto al río, brillan las
ruinas de lo que fue una hermosa ciudad. Un impresionante silencio rodea los
viejos muros. Las piedras que recibieron el ataque del dragón, han ido cubriéndose
de una espesa capa de polvo y las zarzas han invadido las antiguas calles y los
patios. Los tejados que quedaron en pie después de la ola de fuego salida de
sus fauces, han ido cayendo, dejando los edificios como descarnados molares.
Nadie parece habitar en ese lugar, tan solo algunas alimañas
y algún que otro pájaro demasiado pequeños para despertar el apetito del dragón.
El dragón que duerme bajo la montaña, en el antiguo reino
enano, custodiando un gran tesoro.
Ningún ser humano se ha atrevido a acercarse en mucho tiempo
a la vieja ciudad desde que fuera abandonada por sus habitantes, pero hoy, en
esta noche de otoño, junto a un viejo muro todavía en pie y al abrigo de las
miradas, brilla una luz. Es un fuego,
una fogata encendida. Es difícil de ver en la distancia, sobretodo desde las
puertas de lo que antaño fue Erebor.
Junto a ella un grupo de humanos descansa de una larga
jornada, no duermen porque saben que cerca, demasiado cerca, el gusano duerme.
Pero ellos han venido a cumplir una promesa y no pueden dejar de estar allí la
noche entera, aunque sus ojos se nieguen a cerrarse aterrados por la proximidad
de la bestia y por la posibilidad de que les descubra y acaben siendo su
merienda.
Los hombres vienen de la ciudad del lago, son descendientes
de aquellos que una vez vivieron en Valle y han venido en peregrinación, a
llorar su perdido hogar y sobretodo a recordar aquellos que quedaron en el
camino.
Es un ritual, una costumbre que se inició pocos años después
de la diáspora y que un grupo de
jóvenes, descendientes de aquellos que una vez vivieron allí, cumplen cada tres
años.
La noche es larga, sobretodo para los que no duermen, y los
jóvenes ocupan el tiempo contando historias…
Ha pasado mucho tiempo desde esa primera vez en que se
atrevieron a volver, ha habido muchas noches dedicadas a los que se fueron
durante ese largo tiempo de exilio y hoy muerto el dragón, las gentes de Valle
vuelven a su ciudad y el viejo ritual ya no tendrá razón de ser. Por eso han
decidido celebrar una última noche de vigilia, pasarán el tiempo hasta el alba
contando historias y recordando
También han decidido invitar a todos los viajeros que
llegarán a la ciudad para celebrar su renacimiento y pedirles que les traigan
sus historias.
Ven a vivir con
nosotros una noche de recuerdo, compartiremos historias junto al fuego, tráenos
tus cuentos. serán siempre bienvenidos. Este es el anuncio que los mensajeros
llevan a lo largo de la tierra media.
¿Y tú? ¿Nos traerás tu historia?
Lectura de cuentos de la XVIII Mereth Aderthad.
Para inscribiros debéis mandar un correo a estelconlorien@gmail.com
indicando en el asunto “lectura de cuentos” y contándonos que es lo que vais a
leer.
Recordad que los textos no pueden exceder de 8 minutos.
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